miércoles, 29 de agosto de 2012

la Foto: Cooke en Cuba


 
Cuando la militancia peronista se dividía entre los partidarios de la línea dura y la línea blanda, quienes buscaban un acuerdo con el gobierno gorila y comenzaron a hostilizar a Cooke, tachándolo de comunista, es que decide irse del país. 
 
Perseguido, en 1959 abandonó Argentina y se instaló en Cuba, donde la Revolución Cubana lo conmovió profundamente y permaneció hasta octubre de 1963. Allí se entusiasmó tanto que realizó diversas tareas de apoyo al régimen, entabló amistad con Ernesto Che Guevara y su militancia lo lleva a defender la revolución, hasta con las armas en la mano, frente a la invasión de la Bahía de los Cochinos, cuando las tropas anticastristas, patrocinadas por el gobierno de los EEUU y entrenadas y dirigidas por la CIA, intentaron invadir Cuba en abril de 1961.
 
Cooke inició una larga tarea de acercamiento entre el peronismo y el castrismo, que incluyó el reclutamiento de jóvenes argentinos para ser entrenados militarmente en Cuba.

Mantuvo una intensa correspondencia con Perón, que sólo interrumpió en 1966, e intentó influirlo para que declarara su apoyo a Cuba y trocara su domicilio madrileño por La Habana.
 
A la vez, se propuso reconstruir la tradición peronista en clave cubana e impulsar a los peronistas a seguir el camino iniciado por Fidel Castro.
 
A fines de 1963, Cooke volvió a la Argentina y organizó Acción Peronista Revolucionaria, un grupo al que asistían futuros militantes como Juan García Elorrio, Fernando Abal Medina y Norma Arrostito, en donde siguió intentando la fusión entre el peronismo y el guevarismo.

 

sábado, 18 de agosto de 2012

Textuales: "Peronismo y Revolución", J.W.Cooke

"Fidel Castro rinde, ante un millón de cubanos emancipados, homenaje al padre   Camilo Torres, que murió con las armas en la mano enfrentando al imperialismo y a la oligarquía colombiana, y presenta como modelo a ese heroico sacerdote que en manifiesto al pueblo de Colombia anuncia el holocausto de su vida... Nosotros pertenecemos a ese mundo nuevo de hombres heroicos unidos por el ideal revolucionario. El mundo de Fabricio Ojeda, que renunció a su banca parlamentaria para ir a la guerrilla y murió asesinado, hace pocos días, por el ejército represor venezolano; de Luis de la Puente, Lobatón y otros mártires que combatieron por la libertad de Perú, de tantos que han caído porque amaban a su patria y amaban a los seres humanos. No eran, por cierto, almas heladas, occidentales y cristianos. Como no lo es el padre Laje, de Belo Horizonte, prisionero y torturado por la tiranía brasileña, condenado a 28 años de prisión, y que al tiempo que reafirma que no cejará en su lucha, escribe: "Es imposible acabar con el imperialismo y los grupos económicos que le hacen el juego sin recurrir a la violencia... A la violencia establecida tenemos que responder con la violencia de masas, con una Revolución Socialista, auténticamente brasileña, humana aunque violenta. Porque la violencia ya está presente. Está en todas partes, a nuestro alrededo: en el hambre, en la prostitución, en la muerte de los recién nacidos, en esos crímenes perpetrados por el imperialismo"... El frente de la revolución es una hermandad de voluntades patrióticas... para los que no quieren ser cómplices activos ni pasivos de las atrocidades yankis contra los vietnamitas, cuyos hombres, mujeres, y niños mueren quemados por el napalm y sirven para que se experimenten las armas más perversas de la tecnología imperial. Ni de los representantes locales de la explotación, dispuestos a instaurar una supuesta paz afirmada en las armas y la represión, la impotencia de las víctimas, la cobardía de los egoístas".

John William Cooke en "Peronismo y Revolución", Ed Papiro, Bs As, 1971, página 211


jueves, 16 de agosto de 2012

Cámpora y la JP, por José Pablo Feinmann

"A propósito: para todos los canallas que andan diciendo que el gobierno de Cámpora fue de los montoneros. Que toda la experiencia del ’70 fue de los Montoneros. Vean, cállense la boca. No mientan más. No-mien-tan-más. Estamos hartos de mentiras. La Juventud Peronista fue mucho más que los montoneros. Righi no consultó su discurso con ningún montonero. El lunes 8 de junio los dos tipos que nos reunimos en su despacho de procurador de la Nación teníamos un pasado en la Jotapé, pero nunca estuvimos en Montoneros. No nos gustaban los montoneros. Teníamos serias dudas sobre su conducción. Hoy decimos: “Perdía” y se nos ponen los pelos de punta. ¿Cómo pudieron tantos tipos inteligentes someterse a esa conducción? El gobierno de Cámpora fue un gobierno de la Juventud Peronista, pero no de Montoneros. Ni Cámpora ni Righi ni Juan Manuel Abal Medina ni la mayoría de los otros que lo formaban (Abal no institucionalmente, pero era un brazo fundamental de Cámpora) eran montoneros. Si quieren que les diga algo loco: yo aceptaría decir que fui más camporista que peronista. Y que hoy no reniego de Cámpora y sí del Perón que viene con Isabelita, López Rega, Osinde, Milo de Bogetich, Lastiri y muchos otros más.

En cuanto a Righi, insistamos: el hombre que da ese discurso conmovedoramente humanista formaba parte esencial (era, nada menos, que el ministro del Interior) del gobierno de la Juventud Peronista. Así que jodan un poco menos preguntándose: ¿cómo habría sido un gobierno de los montoneros y el ERP? Nunca pudo haber existido ese gobierno. Jamás podrían haberse apoderado de él. En cambio, sabemos muy bien cómo fue un gobierno de la Juventud Peronista. Fue un gobierno cuyo ministro del Interior dijo:
1) “Es habitual llamar a los policías guardianes del orden. Así seguirá siendo. Pero lo que ha cambiado, profundamente, es el orden que guardan. Y en consecuencia, la forma de hacerlo.”
2) “Un orden injusto, un poder arbitrario impuesto por la violencia, se guarda con la misma violencia que lo originó. Un orden justo, respaldado por la voluntad masiva de la ciudadanía, se guarda con moderación y prudencia, con respeto y sensibilidad humanas.”
3) “Dije que la Policía tendrá nuevas obligaciones y quiero enumerar algunas de ellas. Tendrá la obligación de no reprimir los justos reclamos del pueblo. De respetar a todos sus conciudadanos, en cualquier ocasión y circunstancia. De considerar inocente a todo ciudadano mientras no se demuestre lo contrario. De comportarse con humanidad, inclusive frente al culpable.”
4) “En la Argentina nadie será perseguido por razones políticas. Nadie será sometido a castigos o humillaciones adicionales a la pena que la Justicia le imponga.”
5) “La sociedad debe protegerse del delito, pero será ineficiente si no comienza por comprender que sus raíces no están en la maldad individual sino en la descomposición de un sistema que no ha ofrecido garantías ni oportunidades.”
6) “Las reglas del juego han cambiado. Ningún atropello será consentido. Ninguna vejación a un ser humano quedará sin castigo. El pueblo ya no es el enemigo, sino el gran protagonista.” (...)"


 

miércoles, 15 de agosto de 2012

40 años de la masacre de Trelew: histórica entrevista a Santucho, Vaca Narvaja y Osatinsky


En el Suplemento Documentos de la mítica revista chilena de izquierda Punto Final del 12 de septiembre de 1972, se relata la fuga y los fusilamientos de Trelew y una entrevista a Roberto Mario Santucho (PRT-ERP), Marcos Osatinsky (FAR) y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros) poco antes que partieran hacia La Habana. 

Entrevista
¿Cómo se enteraron ustedes de la matanza de sus compañeros en la base aeronaval de Trelew? ¿Cuándo les llegó la noticia y cuál fue la reacción de ustedes?

SANTUCHO: Primero nos llegó a través de los diarios y de la radio. Después, en la noche del 22, nos fue confirmada por el director de investigaciones, quien nos dio los nombres de los compañeros muertos. Está claro que la acción de la dictadura fue perfectamente consciente, planificada, pensada y selectiva, en el sentido de que se dirigió contra cuadros de nuestras organizaciones, contra compañeros que expresaban lo mejor de nuestro pueblo, la vanguardia revolucionaria del pueblo argentino. El enemigo conocía su capacidad, sus características. Por el temor irracional que siente ante la lucha revolucionaria, porque ve a los revolucionarios como su enterrador, fue llevado a esta acción, pese a que se tomaron todos los recaudos, a que se movilizaron sectores del pueblo en la Argentina, organizaciones de masa, sindicales, comisiones de solidaridad.
Una semana después, la dictadura se decidió por la eliminación física de estos compañeros. Porque tal es su temor a cada uno de estos combatientes revolucionarios que prefieren afrontar todas las consecuencias políticas en una acción de este tipo y no tener que enfrentar a un grupo de compañeros como los que asesinaron. En esto son coherentes con la situación de nuestro país desde que se estableció la dictadura militar de Onganía. Desde entonces se produce esta forma de violencia desesperada del partido militar, que se debate para mantener el capitalismo en la Argentina. Frente al embate de las masas, ha creado la situación de un ejercicio de la violencia permanente contra el pueblo argentino.
Ante eso, nuestro pueblo se ha movilizado también violentamente. Ha aceptado el desafío y se expresa tanto en las movilizaciones del conjunto del pueblo como en la existencia y desarrollo de nuestras organizaciones. El pueblo argentino aceptó llevar la lucha al terreno planteado por el enemigo, y lo hace masivamente y de manera organizada.
Esta dinámica irreversible ha de continuar desarrollándose en el doble terreno de la lucha armada y la lucha no armada de las masas. En este proceso se forjarán y crecerán las organizaciones guerrilleras, convirtiéndose en fuerzas poderosas. Apoyado sobre esta fuerza militar revolucionaria, nuestro pueblo terminará por derribar al partido militar, destruir el injusto sistema capitalista y establecer una perspectiva de felicidad para nuestro pueblo y de independencia para nuestra patria en el socialismo.

¿Podría informar cuáles eran las características de los compañeros asesinados en Trelew?

SANTUCHO: Los compañeros pertenecían a un grupo seleccionado para salir. Eran los mejores compañeros. Al reducirse la perspectiva de sacar a todos, salen los compañeros más necesarios. De manera que esos diecinueve compañeros formaban el grupo de los más capaces, más experimentados y mejores que había en el penal.

¿Ustedes creen que la masacre es una represalia por la fuga?

SANTUCHO: Efectivamente. Es un derivado de la fuga y una expresión de la desesperación de la dictadura ante su incapacidad para controlar a los revolucionarios. (continúa)

Lee aquí la entrevista completa

sábado, 11 de agosto de 2012

Peronismo y Guerrilla

Comunicado del Destacamento Guerrillero "17 de octubre", de las Fuerza Armadas Peronistas (FAP), Noviembre de 1968


Los integrantes del destacamento guerrillero "17 de octubre" de las Fuerzas Armadas Peronistas, nos dirigimos al Pueblo para esclarecer nuestra posición y objetivos.

1- Pertenecemos a la nueva generación peronista nacida a la lucha en medio de las bombas asesinas del 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo y los fusilamientos del 9 de junio de 1956 del General Valle y sus valientes compañeros

Nuestra juventud se lanzó a la lucha por la reconquista de la "Felicidad del Pueblo y la Grandeza de nuestra Nación" y muchos de nuestros compañeros -Felipe Vallese, Mario Bevilacqua, Marcial Martinez, Santiago Pampillon y muchos mas- pagaron con sus vidas la lealtad de nuestra generación a la causa del pueblo. En medio de este ambiente de violencia -fusilamientos, represión Conintes, Leyes de Emergencia, asesinatos, proscripción sistemática de la mayoría, etc.- elegida por la oligarquía como única forma de mantener sus injustos y anacrónicos privilegios, vimos a las Fuerzas Armadas convertirse en Guardia Pretoriana del sistema, defensora de la dependencia y de la perdida de nuestra soberanía, así como en sistemáticos burladores de la voluntad popular, aun cuando ella se expresaba condicionada a las mismas reglas arbitrarias por ellos establecidas.

2- La actual dictadura militar ha aumentado la relación de dependencia con el imperialismo, mediante compromisos económicos y pactos militares nos han transformado en una colonia, conservando el privilegio de poseer -todavía-, bandera nombre propio, pero sujetos a intereses foráneos que no representan el sentir de nuestro Pueblo. Los convenios con el FMI y el Banco Mundial; la Ley de Hidrocarburos; la Ley de Defensa Civil; la instalación de bases militares extranjeras en nuestro territorio; las intervenciones a los Sindicatos; la represión al Pueblo, donde fueron muertos Mussi, Retamar, Méndez, Neuman, Hilda Guerrero de Molina y otros; la desocupación y deserción escolar; la proliferación de enfermedades endémicas; la falta total de asistencia medica gratuita; el acortamiento del termino medio de vida; el desamparo a la niñez y el alto índice de la mortalidad infantil; el abandono a su suerte de los jubilados y pensionados; los bajos salarios y la perdida del valor adquisitivo de nuestra moneda; la retracción casi increíble en la compra de artículos de consumo y de primera necesidad; la imposibilidad de acceso a la Educación Superior por parte de los Trabajadores; la institucionalización de la usura; el desconocimiento de las Leyes más elementales en materia laboral, son algunas de las "obras" que pueden presentar al Pueblo los personeros de este gobierno de facto, representante de la oligarquía cipaya mas barbara y reaccionaria.

3- Ante este estado de cosas y convencidos de la necesidad de lograr la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social en nuestra Patria, así como de la imposibilidad de hacerlo por otro medio que no fuera la lucha armada, grupos de jóvenes peronistas decidimos constituirnos en Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y al igual que nuestras montoneras gauchas y los descamisados que hicieron posible el 17 de Octubre de 1945, iniciar la guerra revolucionaria como forma de señalarle al Pueblo el autentico camino hacia su propia Liberación, como dijera nuestro Conductor: "Al pueblo solo lo salvara el pueblo", y como forma de disputarle al régimen el poder político en el único lenguaje que él entiende: el de la fuerza, cumpliendo así con el precepto constitucional de "armarse en defensa de la Patria".

4- Para ello, este Destacamento Guerrillero "17 de Octubre" se ubico en el campamento "El Plumerillo" en la localidad de Taco Ralo, en Tucumán, con la finalidad de lograr la adaptación , comprensión y capacitación de sus integrantes, para trasladarse luego a zonas mas propicias para este tipo de lucha y recién allí, iniciar la guerra.

5- Lamentablemente, por una falla en las debidas medidas de seguridad, al regresar de una marcha iniciada a las 4hrs. Del 19 de setiembre, siendo aproximadamente las 5.30hrs., y encontrándonos completamente desarmados, fuimos sorprendidos sin poder oponer la mas mínima resistencia, por una fuerza de cien hombres al mando del Jefe de Investigaciones de la Policía de Tucumán que creía encontrarse en presencia de un grupo de contrabandistas. dEsta es la verdad de nuestra detención. No hubo infiltrados, ni delatores, ni "suspicaces vecinos", ni "pacientes pesquisas" o "hábiles investigaciones", sino la casualidad más fortuita provocada por la presencia de un avión sospechoso en la zona, días antes.

6- No vamos a relatar las torturas, apremios y vejaciones de que fuimos objeto, porque no podíamos esperar otra cosa del régimen cuya representación mas autentica es, sin duda, el bastón policial. Los 28 días de incomunicación, son rotundos mentís a la pretendida legalidad de la justicia.
Simplemente queremos señalar que, fracasada la maniobra de pretender hacernos pasar por "castro-comunistas", el enemigo se encargo de hacernos aparecer como vulgares delincuentes, y responsabilizarnos de una serie de delito comunes que declaramos solemnemente no haber cometido jamas. Confiamos en que la verdad será establecida, pero fundamentalmente confiamos en el juicio del Pueblo y de Perón, nuestros únicos, auténticos y reales jueces.

7-Para derrocar a Onganía y sus lacayos solo hay un camino, la lucha armada. El camino elegido es difícil, pero es el único que conduce a la Victoria. Nuestra pequeña derrota táctica no invalida el método. Lo demuestra la presencia de treinta rangers norteamericanos y la repercusión de nuestra detención en el Pueblo.
Nuestros errores pueden servir de lección y ejemplo, pero no de negación de la única salida del Pueblo ante la violencia gorila.

El Pueblo Argentino consciente de la gravedad de la hora que atravesamos y de su responsabilidad ante la historia, debe alistarse para cumplir su misión en esta hora de los pueblos, y estrechando filas, como un solo hombre, estar listo para responder al clarín de la patria cuando llame pronto al combate libertador.
En el pasado, el General San Martín, el doctor General Belgrano, el fraile ingeniero Beltrán, el gaucho General Guemes y otros patriotas conquistaron a sangre y fuego, la independencia que en Tucumán se declaró el 9 de julio en la gloriosa etapa de liberación de la Patria de la dominación imperialista y la oligarquía vernácula. Hemos cambiado el uniforme verde oliva de los guerrilleros por el negro de los prisioneros. Pero en el monte, en la calle o la prisión, nuestro espíritu y fortaleza sigue en pie, y se multiplica en cada descamisado, en cada "grasita", en cada trabajador, que se apresta a librar la guerra total por el retorno de Peron al poder y el establecimiento definitivo de una nueva Argentina, Justa, Libre y Soberana.

"Caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Venceremos".
"Patria o Muerte"
Destacamento Guerrillero "17 de Octubre"
De las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP)
Noviembre de 1968 


martes, 7 de agosto de 2012

Textuales: Blas Alberti

"El estallido del 17 de octubre de 1945 pone en marcha de manera decisiva la perspectiva de ligar al nacionalismo oprimido con el marxismo. La participación del proletariado en el campo nacional como su sector más importante, empujará al revisionismo histórico socialista a la tentativa por traducir el sistema de categorías que el marxismo había elaborado en las condiciones de los países capitalistas avanzados y cuyos tradicionales representantes en la Argentina, el Partido "Comunista" y el Partido "Socialista", utilizaban para combatir al movimiento nacional al que las masas más explotadas curiosamente adherían (...) La necesidad de constituir un pensamiento marxista nacional hizo a su vez necesario sustraer al proceso real de la historia, de las conceptualizaciones que la "Intelligentzia" de "izquierda" manejaba para proferir sus permanentes inconsecuencias. Había que diferenciar el nacionalismo de un país oprimido del de un país opresor..."

Blas Manuel Alberti, Buenos Aires, junio de 1974. (en "El revisionismo histórico socialista")

Más información sobre  Blas Manuel Alberti (reportaje para canal 7, 29 de junio de 1971)


domingo, 5 de agosto de 2012

la Foto...




el Che Guevara junto a John William Cooke, durante el acto de conmemoración del 25 de Mayo, en Río Cristal, La Habana, en 1962.

Bibliografía: Narvaja, Perelman y Ramos

Se reúnen en este volumen los textos más importantes -en algunos casos precursores- producidos en el país sobre la aparición y naturaleza social e histórica del peronismo. El primero de dichos documentos, aparecido en septiembre de 1945, pertenece a Aurelio Narvaja (abogado y político, dirigió la publicación "Frente Obrero" en 1945), que demuestra categóricamente el carácter nacional del extraño movimiento caracterizado en esa hora por la Argentina demo-liberal e "izquierdista" como de "nazi-fascista". Son los atisbos de lo que luego se conocería como "izquierda nacional" o "socialismo criollo" y latinoamericano: una tentativa teórica original de situar el eje de la revolución nacional en la propia tierra de San Martín y Bolívar rechazando las fantasías y abalorios europeos diestramente usados contra la patria y los trabajadores. El trabajo de Angel Perelman, fundador en 1944 y primer secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, arroja una viva luz sobre el nacimiento del 17 de octubre. Finalmente, el estudio de las causas por las que fue derrotado el justicialismo en los comicios de 1983 pertenece a Jorge Abelardo Ramos. 

Para saber más de los autores: Aurelio NarvajaAngel Perelman, y Jorge Abelrado Ramos 




viernes, 3 de agosto de 2012

Textuales: Hernández Arregui y la "clase media"

"En la Argentina de hoy, el colonialismo ha promo­vido la nacionalización de amplios sectores de la cla­se media. La clase media posibilitó la contrarrevolu­ción de 1955. Fue la base social de los gobiernos de Lonardi, Aramburu y Rojas, Frondizi e Illia. Recién con el autocratismo clerical del Gral. Juan Carlos Onganía, y el desgaste del Ejército como poder polí­tico, agravado con los sucesores, también militares, Roberto M. Levingston y Alejandro Lanusse, la clase media ha entrado en estado de desorientación crítica.
La clase media, aunque en proceso de cambio, no debe ser idealizada. Sus prejuicios sociales conviven con sus transtornos económicos. La ideología de la pequeñoburguesía no es coherente. En ella se mez­clan un tibio reconocimiento del peronismo como mo­vimiento de masas, un izquierdismo -en sus capas más avanzadas- más o menos inspirado en la Revo­lución Cubana y en Mao-Tse-Tung, que conserva algo de ese rasgo, típico de la intelectualidad de izquier­da, que es la inclinación hacia todo lo que venga de afuera.
La posición de la clase media en general ofrece una peculiaridad. Adopta una actitud crítica -que en la práctica es un rechazo- hacia la figura de Perón, conductor del movimiento obrero argentino. Esta contradición es explicable. La clase media, en sus tendencias de izquierda, al negar a Perón, se opone mediante un rodeo, al proletariado nacional, al que por otra parte se acerca con la intención de darle una "ideología" que, según tales grupos, le faltaría al pe­ronismo. En el fondo, está convencida que su destino es conducir al proletariado, substituir a Perón. En esta posición, a través de la cual la pequeñoburguesía vela sus propias contradicciones, su separación de las masas y sus abstracciones inútiles, sigue sin entender bien la complejidad de la lucha anticolo­nialista.
El acercamiento de estos grupos a la clase obrera es real, pero contra lo que sus miembros piensan, no son los trabajadores los destinados a ser dirigi­dos por la clase media, sino ésta la que ha variado en su ideología, bajo la presión de las masas peronis­tas. En medio del descrédito del P. Comunista, las figuras de Ernesto Guevara, Fidel Castro o Mao no son desechables. Más bien, esta adhesión, prueba que la pequeña burguesía ha descubierto la cuestión co­lonial. Pero no todavía desde un ángulo nacional ple­no. También, estos pequeños partidos y grupos, ha­blan de socialismo, pero no lo ligan al peronismo, si­no viniendo no se sabe de donde. Es la conocida inte-lectualización de la realidad de la clase media. El propio Perón ha tocado esta ambigüedad de los me­jores exponentes de la clase media intelectual, y ha señalado, en qué medida, la resistencia al peronismo es el residuo de la conciencia de clase colonizada:
"La dispersión -ha escrito Perón- es la única arma que le queda a la oligarquía. Nuestros enemigos lo saben muy bien. Sus instrumentos son los ’neoperonistas’ de adentro y los pueriles movimientos de libera­ción de afuera. Estos últimos no son mala gente; han leído demasiado rápido y creen ingenuamente que las revoluciones vienen hechas en los libros como los tra­jes de confección. Están rodeados de un verdadero movimiento de liberación y no lo ven. El árbol les im­pide ver el bosque."
Estos grupos de izquierda no leen a Perón. Con­viene, pues, recurrir a otras fuentes. Mao es una de ellas. Aunque la anécdota, que responde a un hecho real, es conocida, conviene repetirla. Hace algún tiempo, una delegación de estudiantes argentinos visitó China. Mao los recibió. En el transcurso de la entrevista, uno de los estudiantes, encandilado por la presencia del conductor de China, y ante una pre­gunta de Mao, contestó con fervor místico: "¡Yo soy maoísta!". "¿Cómo?" -inquirió Mao, simulando no haber oído bien. "¡Yo soy maoísta!" repitió con én­fasis el joven revolucionario. A lo que Mao contestó con paternal afecto, pensando quizá en su larga lucha como nacionalista y caudillo de las masas chi­nas: "Yo de ser argentino sería peronista". Conoce­dor de su pueblo, pero sabedor también de sus tradi­ciones culturales intransferibles, interpretaba me­jor a las masas argentinas que los estudiantes ar­gentinos, que, como dice Perón "creen ingenuamente que las revoluciones vienen hechas de afuera como los trajes de confección". Son conocidas las relacio­nes amistosas entre Perón y Mao. Como también con Fidel Castro. Pero los corrillos de izquierda son tes­tarudos. Y es probable que apelen a Lenin. Pero Le­nin no les daría la razón. También Lenin juzgó a los estudiantes de su época. Y en Rusia: "Permitidme una pregunta, -escribió alguna vez Lenin que tocó este tema en múltiples ocasiones- ¿Cómo han esti­mulado nuestros estudiantes hasta el presente a nuestros obreros? Únicamente aportando las briz­nas de aquellas ideas socialistas que han podido adquirir en los libros (pues el principal alimento espi­ritual del estudiante de nuestros días el marxismo legal) no ha podido darle algo más que el abecedario, no ha podido darle más que briznas". Hay una nota­ble analogía entre estas observaciones de Lenin y Perón respecto a los grupos estudiantiles alistados en la izquierda. Se proclaman revolucionarios. Pero en la teoría desconectada de la práctica. Y si bien la teoría sin la práctica es vacía, la práctica sin la teoría es ciega. La práctica, en otras palabras, son las masas. Las masas tal cual son. Y las masas son peronistas. No masas maoístas o castristas. Y menos rusas. No se trata aquí de zaherir a estos estudian­tes. Antes bien, lo deseable es hacerles comprender el país. Esta abstracción ideológica de los minúscu­los grupos de izquierda, esta manera de pensar sin raíz en la práctica, y que tales grupos toman como superioridad teórica y capacidad de conducción, debe ser más modesta, más ajustada a la realidad argen­tina, más identificada con la vida. Los centros estu­diantiles que los agrupan, recién entonces estarán preparados para aportar algo a la revolución, luego de haber comprendido al pueblo y sus pasiones. O mejor dicho, de haber aprendido de las masas. Cuan­do estos grupitos dicen: "Perón ha sido superado" muestran el lastre que les queda del propio pasado familiar o personal antiperonista. Y al negar a Pe­rón desprecian a los obreros. A las masas peronistas. Todavía no se han superado a sí mismos como clase media, cualesquiera sean la pureza de sus ideales y su arrojo personal. Los ejemplos de China, Cuba, Argel, etc., son aprovechables. Pero más aprovecha­ble, mucho más aprovechable, es la experiencia ini­ciada el 17 de octubre de 1945. Pongamos otro ejem­plo. Ernesto Guevara fue un prominente revolucio­nario. Pero su presencia en la Argentina no hubiese desatado una revolución. En cambio Perón sí. Por eso, en 1964, todas las fuerzas antinacionales, todo el imperialismo, incluso el aparato sindical vandorista, interrumpieron en Brasil su viaje de retorno a la Argentina.
La superación ideológica del peronismo no se al­canzará con críticas en los pasillos de las facultades, o en reuniones selectas, sino batallando dentro del movimiento de masas. Si Perón, a través de los años transcurridos desde su alejamiento del país no ha po­dido retornar ¿no es acaso ésta la demostración palpa­ble de que lo que temen en Perón es a las masas traba­jadoras argentinas? O se acepta a Perón o se niega a las masas. No hay otra alternativa. De otro modo, es­tos grupos se cierran el camino del pueblo. No enten­der esto es no entender nada. Y no entender nada es negar la revolución encarnada en las masas. Tales grupos de izquierda siguen siendo residuos del colona­to mental, del revolucionarismo libresco. Carecen de fe en el pueblo. Y, por tanto, de la fe del pueblo. De esa fe que Perón moviliza. No los grupos de izquierda. Las masas, ven con simpatía a Fidel Castro. Esto es indudable. También a Mao. Pero no son cubanas. Y tampoco chinas. En cambio saben bien quién es Bra-den y quien Perón. Quién Pedro E. Aramburu y quien Juan José Valle. El pueblo -todos los pueblos-tienen sus símbolos nacionales. Estos símbolos per­sonifican y condensan una tremenda potencia emo­cional. Son pasiones colectivas de clase. Y sin pasio­nes colectivas no hay revolución."

Juan José Hernández Arregu, en "Peronismo y Socialismo", capítulo III, Bs As, Ed Corregidor, 1973, pg 109-113 


jueves, 2 de agosto de 2012

Jorge Abelardo Ramos

"- Perón habla de socialismo.
- Yo y mis compañeros, en 1945, no apoyamos a Perón porque Perón era socialista. Lo apoyamos porque era burgués y en eso consistía su carácter progresista. Era burgués frente a la oligarquía terrateniente aliada al embajador Braden, que quería un país de vacas gordas y peones flacos. Hay gente de Filosofía y Letras proveniente de la carrera de Sociología, creada bajo el sociologismo comtiano importado de Estados Unidos, que supone a Germani como un hombre de ciencia y a Jauretche como un charlatán: pero Jauretche, un peronista, desempeñó el papel que los enciclopedistas franceses desempeñaron frente a la vieja nobleza. Puso en ridículo a la mitología literaria de la Argentina agraria, en nombre de una concepción burguesa.

- ¿No cree que Perón ahora sea un socialista, como dicen algunos jóvenes justicialistas?
- No creo que Perón haya cambiado en modo alguno su sistema de ideas y su doctrina, que es nacionalista popular.

- ¿No cree que confunde entonces su expresión sobre el "socialismo nacional"?
- Creo que es positivo que se califique así. Eso indica la necesidad que tiene Perón de modernizar a su movimiento, vinculándolo -aunque sea en el orden de la semántica- a la revolución mundial.

- Pero esa aproximación semántica, a través de la expresión "socialismo nacional" que tanto usó la ultraderecha, es sumamente confusa.
- Efectivamente, efectivamente. Yo preferiría que se llamara "socialismo de raíz nacional".

- Usted que es dirigente de un nucleamiento que se llama Frente de Izquierda Popular... ¿No cree que hay un porcentaje elevado de autodenominados izquierdistas que se alejan del trabajo político esperando que las soluciones se produzcan sin trabajo político?
- Bueno, vamos a ir por partes...

- Perdón, quería terminar la idea. La gente distingue sobre todo por izquierda a dos cosas: al Partido Comunista, con su organización, por una parte, y a la llamada ultraizquierda, por la otra. Pero usted propone una izquierda que no tiene nada que ver ni con los comunistas ni con la ultraizquierda o los partidarios de la lucha armada.
- La izquierda argentina expresó clásicamente la influencia política y monetaria de la burocracia soviética a través del Partido Comunista, mientras la influencia del imperialismo inglés se presentó a través del partido del doctor Justo. En la medida en que el Partido Comunista estuvo siempre contra los movimientos populares, quedó reducido a un grupo bien organizado pero cuya peligrosidad se limita a la venta de rifas. Sueña con una sociedad vegetariana que mantenga relaciones fructuosas con la Unión Soviética. En ese sentido, el Partido Comunista condena la lucha armada. Por eso es tan amigo de los demócratas progresistas y de la Marina de Guerra. En cuanto al Partido Socialista, está amenazado de extinción por cuanto desapareció el sector que lo sustentaba: la aristocracia obrera de carácter privilegiado. Después del ’45 aparece nuestra corriente, de izquierda nacional, que plantea las cosas con un enfoque marxista entroncado con la realidad argentina y la latinoamericana.

- ¿Usted no visualiza otra izquierda?
- Están los partidarios de la acción armada. Allí podemos distinguir dos sectores: los que hablan y los que hacen. Los que hablan son mucho más numerosos que los que hacen y están instalados generalmente en los barrios residenciales del interior y de la Capital, y en la Facultad de Filosofía y Letras. A ésos no les tengo el menor respeto, ni político ni intelectual. Respeto, sí, a los que practican la acción armada, aunque descreo de ella. Yo creo que cuando se toman las armas las debe tomar el pueblo argentino, como en mayo de 1810 y en mayo de 1969. La acción colectiva, pacífica o militarmente, redime de una sociedad mal constituida. Pero nunca una minoría. El revolucionario español Joaquín Maurín cuenta una visita a Rusia de una delegación sindical, en 1921. Los revolucionarios preguntaron a Trotski si podrían los soviets enviar armas a España para hacer la revolución. Trotski contestó: "Para hacer una revolución es necesario haber ganado las simpatías de la mayoría de la población. Y entonces se cuenta naturalmente con los soldados, que son quienes tienen las armas. Las armas necesarias para la revolución española están en España: ganen la voluntad de los que las tienen".

Entrevista a Jorge Abelardo Ramos, en la Revista CONFIRMADO, 29 de febrero de 1972.