"El peronismo revolucionario es una vanguardia que busca reconciliar la política
del Movimiento con el verdadero papel que éste tiene en el enfrentamiento de las
fuerzas sociales. Puesto que las masas no absorben el conocimiento como una pura
teorética sino mezclado con la acción, la nuestra no es una obra de mera
predicación sino de militancia combativa y de difusión de las verdades
esenciales que eleven el nivel de conciencia de los sectores que tienen la
misión de construir la nueva sociedad en un país liberado. La política
revolucionaria es acción esclarecida por el pensamiento crítico; una permanente
indagación sobre una realidad fluida que no se somete a ninguna sabiduría
inmóvil centelleando verdades definitivas.
Mientras el peronismo no se estructure como "partido revolucionario" —es decir, con una política revolucionaria entendida como unidad de teoría, acción y méítodos organizativos, seguirá librado al espontaneismo, a la yuxtaposición de tácticas que no se integran como estrategia, a los callejones sin salida en que sucesivamente lo meten los dirigentes burocráticos que no conciben otra salida que los frentismos electorales o los falsos atajos del golpismo.
Porque golpismo y electoraismo pitagórico no constituyen vías antagónicas sino que son dos hipótesis de una misma concepción que implica la renuncia a la toma del poder. Expresan la incapacidad de transformar nuestro número en fuerza, al poner el número al servicio de quienes detentan la fuerza; es decir, aceptan la "integracción", que además es de una imposibilidad histórica. Porque el peronismo es la expresión de esa crisis integral del régimen burgués argentino..."
Mientras el peronismo no se estructure como "partido revolucionario" —es decir, con una política revolucionaria entendida como unidad de teoría, acción y méítodos organizativos, seguirá librado al espontaneismo, a la yuxtaposición de tácticas que no se integran como estrategia, a los callejones sin salida en que sucesivamente lo meten los dirigentes burocráticos que no conciben otra salida que los frentismos electorales o los falsos atajos del golpismo.
Porque golpismo y electoraismo pitagórico no constituyen vías antagónicas sino que son dos hipótesis de una misma concepción que implica la renuncia a la toma del poder. Expresan la incapacidad de transformar nuestro número en fuerza, al poner el número al servicio de quienes detentan la fuerza; es decir, aceptan la "integracción", que además es de una imposibilidad histórica. Porque el peronismo es la expresión de esa crisis integral del régimen burgués argentino..."
Publicado en Cristianismo y Revolución Nº 2-3, octubre-noviembre 1966
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