miércoles, 29 de agosto de 2012

la Foto: Cooke en Cuba


 
Cuando la militancia peronista se dividía entre los partidarios de la línea dura y la línea blanda, quienes buscaban un acuerdo con el gobierno gorila y comenzaron a hostilizar a Cooke, tachándolo de comunista, es que decide irse del país. 
 
Perseguido, en 1959 abandonó Argentina y se instaló en Cuba, donde la Revolución Cubana lo conmovió profundamente y permaneció hasta octubre de 1963. Allí se entusiasmó tanto que realizó diversas tareas de apoyo al régimen, entabló amistad con Ernesto Che Guevara y su militancia lo lleva a defender la revolución, hasta con las armas en la mano, frente a la invasión de la Bahía de los Cochinos, cuando las tropas anticastristas, patrocinadas por el gobierno de los EEUU y entrenadas y dirigidas por la CIA, intentaron invadir Cuba en abril de 1961.
 
Cooke inició una larga tarea de acercamiento entre el peronismo y el castrismo, que incluyó el reclutamiento de jóvenes argentinos para ser entrenados militarmente en Cuba.

Mantuvo una intensa correspondencia con Perón, que sólo interrumpió en 1966, e intentó influirlo para que declarara su apoyo a Cuba y trocara su domicilio madrileño por La Habana.
 
A la vez, se propuso reconstruir la tradición peronista en clave cubana e impulsar a los peronistas a seguir el camino iniciado por Fidel Castro.
 
A fines de 1963, Cooke volvió a la Argentina y organizó Acción Peronista Revolucionaria, un grupo al que asistían futuros militantes como Juan García Elorrio, Fernando Abal Medina y Norma Arrostito, en donde siguió intentando la fusión entre el peronismo y el guevarismo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario