miércoles, 26 de septiembre de 2012

Textuales: Mugica: peronismo y cristianismo

El padre Carlos Mugica fue un paradigma de su tiempo, a la vez que una contradicción en sí mismo. Hijo de una familia de clase alta, ofrendó su vida por los más humildes, incluso conociendo de antemano que ésa era una posibilidad demasiado cercana. Para servirles, renunció a una prometedora carrera en el seno de la iglesia, que podría haberlo llevado a las más altas jerarquías, ya que era un hombre de brillante inteligencia. Pero eso no era todo: era un cura peronista que trabajaba en el Barrio Comunicaciones, hoy Villa 31. Vivió sin miedo y sin pedir nada para sí mismo. Lo asesinó un matón a sueldo, en el que algunos creyeron reconocer al comisario de la Policía Federal Rodolfo Almirón. Después de 30 años, para desmentir a sus asesinos, Mugica sigue siendo recordado como lo que fue: un cura como los que prefería otro mártir de aquellos tiempos, el "Chacho" Angelelli: "con una oreja en el Evangelio y la otra en el pueblo"... Extraído de El Ortiba

Extractos de "Peronismo y Cristianismo":

"Yo estaba en Cuba, cuando leí un trabajo estadístico de las realizaciones del gobierno de Perón, y les digo que Perón en dos años hizo más que la revolución cubana en diez, en cuanto a las realizaciones. Con respecto a la otra dimensión, la estructural, es todo lo que va apuntando en la vivencia del Movimiento desde 1955 para acá y que ya se fue gestando durante el gobierno de Perón, en el sentido que la clase trabajadora empezó a sentirse gente, empezó a sentirse protagonista y esto, con la incorporación además del estudiantado y de otros sectores al peronismo, produjo la evolución que lleva a una profundización del peronismo. Lo reivindicativo asciende desde la tercera posición, desde un capitalismo justo por decirlo así, a un socialismo nacional (...)

...Y no nos engañemos, unos cuantos de nosotros si realmente luchamos por el socialismo nacional en nuestra patria, vamos a estar peor. Porque si queremos que los dos millones y medio de hermanos nuestros que viven en las villas miserias estén mejor, evidentemente algunos van a estar peor. Y nosotros podremos sentirnos oprimidos, pero nuestra opresión es una opresión graciosa al lado de la opresión que sufren nuestros hermanos que no encuentran trabajo, que no tienen donde dormir... y todo lo demás. Eso es evidente. Porque si no, como ya dije, la nueva alienación puede nacer de la revolución (...)

... Hay un trabajo muy interesante del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. Dice: "¿Por qué hablamos del socialismo nacional? En una palabra: socialismo nacional, socialismo humanista y socialismo crítico."
Crítico: desde la fe, porque ningún sistema humano jamás realizará todos los valores evangélicos.
Nacional: para decir en una palabra que responda a nuestras auténticas raíces. Personalmente creo que el proceso hacia el socialismo nacional, con rostro humano, que no busca eliminar la propiedad de los bienes de uso sino darla a todos, empezó en la Argentina el 17 de octubre de 1945.
Humanista: Que posibilite a cada argentino una vida realmente creadora. Que posibilite su expansión espiritual que culmina en el descubrimiento del misterio de Cristo".

 

lunes, 24 de septiembre de 2012

Bibliografía: Perón y los Montoneros

La historiadora Alicia Servetto, autora de "73/76. El gobierno peronista contra las provincias montoneras”, explora de un modo exhaustivo el “proceso múltiple, complejo y contradictorio” de las intervenciones federales en las provincias de Formosa, Córdoba, Mendoza, Santa Cruz y Salta durante el tercer gobierno peronista. Como señala en la introducción, “más que un recurso constitucional para el ejercicio de control y autoridad por parte del gobierno central sobre los poderes provinciales”, las intervenciones fueron “una herramienta para frenar la movilización social y disciplinar a las fuerzas políticas con el objetivo de dirimir la contienda intraperonista y liquidar los bastiones de poder del peronismo revolucionario”.

Al analizar los discursos de Perón en el contexto de la complejidad y dialéctica de ese período, afirma que "La violencia quedó asegurada por el Estado desde el 20 de junio de 1973 con la masacre de Ezeiza; ese primer episodio en el que hubo muertos y heridos nunca fue investigado. Y Perón no dijo nada. Cuando uno desanda un poquito los discursos de Perón, eran discursos de guerra; se estaba en guerra para combatir a los “infiltrados”, además de la recurrencia de asemejar la sociedad con un organismo, algo propio del discurso de las Fuerzas Armadas. La sociedad era un cuerpo y cada parte tenía una función, pero si alguna parte no funcionaba bien había que erradicarla. La rectora de ese cuerpo, la cabeza de esa sociedad, eran las Fuerzas Armadas. Esto es predominante en el discurso de Perón del ’73 al ’74, en los que tendía a comparar a los sectores más revolucionarios del peronismo con elementos patógenos o “focos infecciosos”".

En la mayoría de los casos investigados en el libro, los conflictos comenzaron cuando los actores en disputa se negaron a aceptar a los gobernantes electos, cuya legitimidad de origen impugnaban. La lógica binaria no era monopolio exclusivo del peronismo; estaba en las entrañas misma del modo en que se pensaba la política en los ’70, como advierte Servetto. “La disputa entre leales y traidores es una disputa en términos morales, digamos entre el bien y el mal. ¿Y quiénes eran los buenos? Para los Montoneros eran ellos; los otros eran los traidores, aquellos que alguna vez habían tenido cierta lealtad y luego se apartaron de los postulados. Para el sindicalismo burócrata, la izquierda peronista eran los traidores, los extraños que viciaron al peronismo.” La historiadora dice que cada uno trató de arrastrar a Perón hacia su propio costal. “Se podría plantear que había cierta ingenuidad en Montoneros al no haberse dado cuenta de que Perón se había definido políticamente. ¿Eran ingenuos? –se pregunta la historiadora–. Hay un trabajo de Silvia Sigal y Eliseo Verón en el que analizan las paradojas discursivas de Montoneros: si dejaban de ser peronistas perdían esa identidad de masa que habían conseguido y caían en ‘la trampa mortal’.”

¿Perón fue ingenuo al creer que podría encauzar a Montoneros?
"Perón alentó la formación de Montoneros desde el exilio; fue su carta de negociación para volver. Los alentó y le dio una entidad: eran las “formaciones especiales”, que tuvieron un lugar dentro de la conducción del movimiento. Cuando regresó, pretendió encauzarlos institucionalmente, cosa que no pudo hacer. Cuando Perón justificó la intervención a Córdoba, dijo que el gobierno “no supo colocarse a la altura de las circunstancias”. Perón tuvo un doble discurso. Sé que a los peronistas no va a gustarles esto que digo (risas). Ese doble discurso es muy evidente entre el ’73 y el ’74. Pero hay que decir que Perón dio señales. La principal señal fue que no investigó lo que sucedió en Ezeiza el 20 de junio de 1973; y después propuso volver a las 20 Verdades Peronistas, lo que significaba que no iba a haber ninguna revolución socialista. Creo que el error fue pensar que Perón era un revolucionario. Las señales discursivas de Perón fueron generando trampas en la propia JP, que había crecido gracias a su identidad peronista. O rompían con Perón o rompían con su propia identidad. Las dos cuestiones les generaban una contradicción. Además, la JP apoyó a los gobernadores pensando que iban a llevar adelante una revolución socialista, pero ninguno provenía del ala radicalizada del peronismo. Una de las preguntas que se hicieron los peronistas de izquierda fue por qué durante el Navarrazo no salió la gente a la calle a defenderlo a (Ricardo) Obregón Cano, por qué no hubo resistencia popular... El deterioro del gobierno de Obregón Cano en nueve meses fue aceleradísimo. La legitimidad que tuvo en marzo del ’73 no la tenía en marzo del ’74. Atravesado por todas las contradicciones internas del peronismo, no tenía el apoyo de la Iglesia, pero tampoco había por parte de la sociedad la necesidad de defender instituciones que no representaban nada. La democracia no era un objetivo a defender en ese momento. Obregón Cano ganó en segunda vuelta; en la primera obtuvo el 45 por ciento de los votos y el radicalismo, el 43. Los mismos radicales se preguntaban por qué la Córdoba del Cordobazo, del Viborazo, le dio el 43 por ciento de los votos a un candidato muy conservador como fue Víctor Martínez. En la segunda vuelta, el radicalismo sacó el 45 por ciento y el Frejuli llegó al 53 por ciento. El patriciado cordobés no toleró que el vicegobernador, Atilio López, fuera un obrero que provenía de la UTA. ¡Un chofer de colectivo vicegobernador de la provincia! Córdoba tiene esa doble cara: la combativa, pero también la reaccionaria"

Más info en Página 12



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Textuales homenaje: John W. Cooke

A 44 años del fallecimiento del que fuera, según opinión personal del autor del blog, uno de los mejores cuadros políticos y militantes del peronismo (todavía no me atrevo a confirmar que es el Mejor), transcribimos un extracto del libro "Peronismo y Revolución", publicado en 1971, pero escrito por el "Bebe" Cooke en 1966, a modo de informe a las "bases" del peronismo... Este genial pensador y luchador argentino fue, como resalta Norberto Galasso en una nota publicada hoy por el diario Tiempo Argentino, "el único que discutió con el general Perón de igual a igual, sin inhibiciones ni reservas mentales", además de ser un "intelectual profundo, pero al mismo tiempo hombre clave de la resistencia que se lanzó con una pistola 45 y tres cargadores de balas a parar a los marinos en junio de 1955".

Esto es lo que decía en su "Convocatoria a los deberes de nuestro destino nacional y americano", del libro antes citado:

"Nosotros no tenemos ningún deseo de ser reprimidos. Nos gustarían las soluciones pacíficas y sin víctimas. Pero no somos quienes hemos cerrado esa posibilidad: es la oligarquía, el imperialismo, los gendarmes de la explotación. No acataremos en silencio el holocausto de nuestro pueblo a los ídolos tristes de los cazabrujas, a la cohorte que los empuja a mayores errores mientras administran el patriotismo. El peronismo es más que un partido. No lo disuelven por decreto ni lo amansan por intimidación.
No llamamos a ninguna aventura desesperada. Llamamos a la lucha, que comienza por esclarecer las conciencias, proclama las verdades y hablar por los que callan cuando debería orientar a la masa.
Esta Argentina que nos quieren imponer, contrahecha y mezquina, es un retroceso y una negación de los valores auténtico de la Patria.
Esta mezcla de “Revolución Libertadora” y “década infame” no tiene nada que ver con lo que el pueblo anhela y merece.
Esta Argentina donde los niños y los sueños mueren desnutridos donde los explotadores dictan las condiciones de la convivencia, esta Argentina no la queremos. Esta unidad patriotera de obediencia al privilegio y sometimiento a la fuerza no es la nuestra, y contra ella proclamamos la unidad de todas las fuerzas patrióticas antiimperialistas que no se doblegará ante el statu quo y sus guardias de hierro.
Queremos a libertad, y empezamos por proclamar la conciencia de falta de libertad. Llamamos a la liberación en nombre de la conciencia nacional, que es conciencia de que somos un país sin autodeterminación. Si la fuerza material está monopolizada por el régimen, las fuerzas
morales, los valores que no se afincan en lo material están de nuestro lado, del lado del pueblo, y la militancia los transformará en fuerza avasalladora: el fervor militante, el sentido de la Patria como proyecto de liberación, la solidaridad entre los hombres para luchar por una sociedad sin verdugos ni explotados, toda lo que es cálido, generoso, amor por los seres humanos, lealtad a nuestro destino argentino y americano.
"


jueves, 13 de septiembre de 2012

La izquierda tradicional y los fusilamientos de la "Libertadora"

El 9 de junio de 1956 se produjo un levantamiento cívico-militar contra la dictadura militar de Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas, liderado por el general Juan José Valle. El levantamiento fue rápidamente abortado debido a que el movimiento había sido infiltrado y el gobierno militar estaba esperando a los insurrectos. La dictadura decidió efectuar un castigo ejemplificador y completamente inusual en la historia argentina del siglo XX, disponiendo el fusilamiento de los sublevados. Entre el 9 y el 12 de junio de 1956 veintisiete civiles y militares fueron ejecutados, algunos en fusilamientos clandestinos en una zona de basurales de José León Suárez, provincia de Buenos Aires. Estos hechos fueron relatados magistralmente por Rodolfo Walsh en Operación Masacre.

El historiador Salvador Ferla, en su libro "Mártires y verdugos" destaca que sobre estos hechos trágicos se pronuncian instituciones y organizaciones que expresan nada de crítica a la dictadura militar asesina. Señala que la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) emite una declaración en la que tilda de "reaccionario el golpe del 9 de junio que aspiraba a llevar al país a un régimen de dictadura aliancista". Ferla agrega: "Ante la insurrección y los fusilamientos lo único que se le ocurre al Partido Comunista es proponer un gobierno de coalición democrática, o sea, solicita asociarse al gobierno fusilador, al gobierno que acaba de masacrar obreros en José León Suárez y que tiene miles de obreros en sus cárceles llamadas democráticas".

Pero el periódico socialista La Vanguardia, dirigido por el profesor Américo Ghioldi, pasa a la historia como el mayor legitimador del crimen. El 14 de junio de 1956, Ghioldi afirma: "Los hechos de la noche del sábado 9 y domingo 10, dentro de su inmensa tragedia, definen circunstancias y posiciones sobre las cuales parece necesario detenerse a pensar hondamente. En primer lugar, es dato fundamental de los hechos acaecidos, la absoluta y total determinación del gobierno de reprimir con energía todo intento de volver al pasado. Se acabó la leche de la clemencia. Ahora todos saben que nadie intentará sin riesgo de vida alterar el orden porque es impedir la vuelta a la democracia. Parece que en materia política los argentinos necesitan aprender que la letra con sangre entra. Todos lamentamos el escaso uso de la razón que hicieron los adlátares de la tiranía (...) El  gangsterismo político -no otra cosa significa el plan terrorista de los representantes del ex dictador- sufrió un golpe rudo (...) La libertad ha exigido siempre lucha y sacrificio. Jamás ha sido una posición de blandura."



sábado, 8 de septiembre de 2012

Darwin Ángel Passaponti, el primer mártir del peronismo?

"Darwin Ángel Passaponti fue el primer mártir del peronismo insurgente. Dejó un poema de su autoría que a la larga resultó precoz premonición y perfecto epitafio:

Quise cruzar la vida
con la luz del rayo
que el espacio alumbra,
seguro de no vivir más que un instante,
seguro de no morir debilitado.
Así como el rayo,
corto, breve y soberano.

Nació un soleado día de noviembre de 1927, el 1°, en Zenón Pereyra, provincia de Santa Fe. Su padre, Trento, era farmacéutico y anarquista; además, representando al Justicialismo, en marzo de 1962, fue elegido Intendente de Moreno, pero no lo dejaron asumir. Su madre estudiante universitaria (una rareza de la época) y ferviente católica. Resumiendo: el primer nombre de Passaponti lo eligió su padre y el segundo su madre. El pibe fue estudiante del colegio normal “Mariano Acosta”. También fue monaguillo. El 17 de octubre de 1945 toda la gente humilde, trabajadora, que de una u otra manera sentía como propia la tierra, el barro, la sangre, el frío, la lucha, la tristeza, salió a la calle y se encolumnó hacia el centro “pituco”: iban a pedir por la libertad de su Líder, el coronel Juan Domingo Perón. Pero también se iban a reencontrar con la patria, con el perfume de su madre lejana y con el olor de su tierra, más lejana todavía. Y lo lograron. Fue su primera gran victoria; no sería la única. Pero todo tiene un precio... Cuando las masas se desconcentraban fueron tiroteadas desde los balcones del diario “Crítica” (antiperonista); otras fuentes dicen que al revés, los manifestantes atacaron el diario y desde allí dispararon para defenderse. Lo concreto es que producto de esa acción, murió de un tiro en la cabeza, con solo 16 años de edad, Darwin Passaponti, joven nacionalista afiliado a la Unión Nacional de Estudiantes Secundarios (UNES). "

Por Roberto Baschetti (ver sitio web: http://www.robertobaschetti.com/)


jueves, 6 de septiembre de 2012

Militantes del peronismo revolucionario: Gustavo Rearte

“El peronismo es un movimiento revolucionario que entronca con todas las grandes revoluciones de la humanidad. Desde su iniciaciòn en las históricas jornadas del ’45, el peronismo es sinónimo de revolución. Sus realizaciones desde el poder y la extraordinaria trayectoria de lucha y sacrificio de sus base después lo confirman. Negar esta esencia es negar el peronismo”... 
Palabras de Gustavo Rearte , fundador de la mítica Juventud Peronista del 57, e integrante de su mesa ejecutiva. Cuando derrocan a Perón en 1955, es uno de los jóvenes trabajadores peronistas que integran los innumerables comandos de la resistencia, formando parte del famoso Comando Valle. La lucha por la vuelta de Perón y contra el régimen oligárquico lo lleva a encontrarse y juntarse con otros compañeros que andan en la misma: Carlos Caride, Rulli, El Kadri, Susana Valle, Felipe Vallese, etc.

Rearte combinaba práctica y teoría como lo hacen los verdaderos conductores revolucionarios. Durante la Resistencia participó en las acciones más audaces, lo cual no fue obstáculo para que desarrolle un notable nivel teórico. De muy joven, durante la época de Perón, había obtenido entrenamiento militar durante un año, en la escuela de Suboficiales de la Aeronáutica de Córdoba, donde lo pusieron en el cuadro de honor, luego, en los 60 completó su entrenamiento en Cuba (donde se entrevista con Fidel Castro y con el Che, quien lo visitará nuevamente en Buenos Aires, antes de su experiencia en Bolivia), aunque su verdadera escuela fue la experiencia adquirida en la calle, al calor de la lucha misma, durante la Resistencia Peronista. Rearte inició la militancia sindical desde antes del 55, primero como metalúrgico y luego en Jabón Federal. Ya en la época del régimen gorila, participa en la recuperación del gremio. Fue delegado, delegado general, y en 1957 Secretario general del gremio de Jaboneros y Perfumistas de la Capital Federal y gran Buenos Aires. Ese año, tiene una activa participación en el nacimiento de las 62 Organizaciones, que lanzan junto a la CGT Autentica el famoso programa de La Falda.
En 1960, junto a El Kadri, Rulli y Vallese, entre otros, participan de la primera acción de guerrilla urbana: el ataque a una guardia de la Aeronáutica en Ciudad Evita. Gustavo fue el jefe del operativo, que resultó todo un éxito y les permitió alzarse con dos subametralladoras PAM, uniformes y municiones. Los compañeros lucían brazaletes con la sigla EPLN (Ejército Peronista de Liberación Nacional). La JP envía a Gustavo a Montevideo a establecer contacto con los exiliados peronistas. Allí se reune con John W. Cooke, jefe del Comando Táctico de la Resistencia Peronista. De vuelta en Buenos Aires es interceptado por una comisión policial, pero se niega a entregarse y se defiende a los tiros. Un proyectil le hace nueve perforaciones en el intestino y casi se desangra, porque es paseado durante horas a borde de un automóvil policial; en el Hospital Rawson los médicos se niegan a entregarlo para que sea interrogado, (torturado) y luego pasa a la cárcel, donde permanece desde el 61 al 63. Allí conoce a otros
compañeros y continúa con su formación teórica, aprovechando el tiempo para leer los “clasicos” de la guerrilla urbana, y discutir con los compañeros presos.
En 1964 se lanza el Movimiento Revolucionario Peronista, y Gustavo es uno de sus dirigentes, y uno de los redactores del decálogo, el programa y la declaración de principios. El MRP, con una fuerte presencia de sindicalistas, es un freno al avance del vandorismo. Rearte viaja a Madrid a entrevistarse con Perón que le da el visto bueno para proseguir con el movimeinto, de regreso crea la Juventud Peronista Revolucionaria. Escribe en el periódico En Lucha, órgano del MRP y en Compañero, de la JRP.

El MRP es uno de los mayores impulsores del encuentro sindical-político De Pie Junto a Perón, realizado en Tucumán. Rearte está en la primera línea; el Plenario, que reúne a las fuerzas políticas y gremiales combativas, reafirma el carácter revolucionario del peronismo y va a constituir un hito en la lucha contra el vandorismo.
En 1965 los Estados Unidos invaden Santo Domingo y Rearte viaja a República Dominicana , llevando el apoyo del peronismo a la lucha que libraba el Coronel Francisco Caamaño Deno. En 1967 viaja por segunda vez a Cuba al congreso de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), la delegación estaba presidida por el “gordo” Cooke.
En Agosto del 68 es uno de los organizadores del Plenario del Peronismo Revolucionario, en el sindicato de Farmacia. En ése cónclave clandestino se reúnen figuras como el mayor Alberte (quien acuña entonces la denominación “tendencia revolucionaria del peronismo”), el negro Sabino Navarro, Di Pasquale, Miguel Lizazo, Cooke, entre muchos otros. El plenario decidió: promover la lucha frontal contra la dictadura de Onganía y apoyar todas las formas de lucha que surgieran del campo popular. Era el inicio, en una escala mayor, de la lucha armada, y del surgimiento de las organizaciones politico-militares. Rearte, Cooke y Alberte serán los principales exponentes de dicha tendencia.
En mayo del 69 Gustavo es apresado nuevamente, y pasas unos cuantos meses detenido. Cuando sale, a comienzos del 70, funda el MR17. Gustavo gasta los últimos años de su vida en intentar que las organizaciones que abrazan la lucha armado como camino para lograr la liberación, no se aíslen de las bases, que no entren ni en el aparatismo, ni en el militarismo.
Lo que no pudo la represión, lo logrará la leucemia y Gustavo Rearte fallece el 1º de Julio de 1973 (exactamente un año antes que Perón) a la edad de 41 años. Decía Gustavo allá por el 61: “la historia nos enseña que la supervivencia del Pueblo está condicionada por la desaparición de la oligarquía. Renunciar a la lucha es renunciar al destino de la humanidad argentina por pura cobardía. Si la sangre de los Gainza Paz, los Aramburu, los Rojas, los Lamuraglia, es el precio que exige la historia para que no se mueran de hambre nuestros changuitos, que su sangre sea derramada. No propiciamos doctrinas de odio, luchamos por una causa de amor cuyo objetivo es el hombre americano. Por eso no daremos el alto al fuego hasta que la infamia, el privilegio y el colonialismo no queden definitivamente borrados de esta tierra generosa”.

Más información en este link sobre Gustavo Rearte


lunes, 3 de septiembre de 2012

Oscar Terán: intelectuales y peronismo

 Oscar Terán es un prestigioso intelectual argentino, de extensa trayectoria y cuya bibliografía es consulta permanente. Profesor de Filosofía de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes, investigador principal del Conicet, miembro del Club Socialista José Aricó y del consejo editor de la revista Punto de Vista. Aunque confesó alguna vez haber intentado acercarse al peronismo (ver nota Radar junio 2006), su visión sobre este proceso político es muy crítica. Esto se ve claramente en una de sus obras más importantes, "Ideas e intelectuales en la Argentina, 1880-1980". La descripción del gobierno de Perón y el enumeramiento de los "pocos" intelectuales que apoyaron al peronismo en esos años (muchos de los cuales son protagonistas de este blog) hacen que el siguiente texto tenga relevancia para nosotros:

"A escala local, los posicionamientos políticos adquirirán crecientes rasgos de enfrentamiento desde los primeros años de la década del 40. Luego del golpe militar de 1943, esa antinomia innegociable tendrá su expresión en las elecciones de 1946, cuando se libró lo que el coronel Juan Domingo Perón llamó "un partido de campeonato" entre la injusticia y la justicia social. Y en efecto, evaluado en los rendimientos a partir de su victoria electoral, el período se caracterizó por una notable redistribución económica en favor de las clases populares, medida no sólo en el nivel salarial sino asimismo en servicios sociales que cubrieron una amplia gama una amplia gama de beneficios. Ese fenómeno fue acompañado de una caída de la deferencia de los sectores populares hacia las escalas superiores de la sociedad.

Junto con ello, y a través de un liderazgo carismático con rasgos plebiscitarios, el gobierno consensuado por la mayoría no dejó empero de apelar a la coerción, violando las libertades cívicas de los opositores mediante la censura, la obligación de adhesión política de los funcionarios públicos, el control de los medios de difusión y aun el encarcelamiento de opositores. Puede decirse entonces que se efectivizó así un proceso de inclusión de las masas trabajadoras en la vida nacional por vía de un populismo autoritario, y que esos dos rostros del peronismo determinaron una evaluación igualmente antitética del período (que perdura hasta la actualidad), según se lo mire desde el privilegiamiento de la ciudadanía política o de la social.

Y en efecto, el fantasma de "las dos Argentinas" pareció encarnar en el período 1946-1955, ya que, aun contando el oficialismo con un apoyo electoral que en 1954 tocó prácticamente el 63%, se mantuvo una oposición irreductible siempre dispuesta a negar legitimidad al régimen gobernante. Y en rigor, la denegación era mutua: en ese mismo año el presidente Perón declaró que sólo había dos fuerzas políticas en la Argentina, y que ellas eran el pueblo y el antipueblo. De manera que, como ha señalado Buchrucker, existió en este escenario un sistema de preguntas cruzadas: los peronistas se preguntaban cómo proteger a la mayoría de las asechanzas de lo que consideraban el antipueblo, y la oposición, cómo proteger a la minoría del despotismo de la mayoría.

Estos rasgos políticos, tan rápidamente indicados, gravitaron profundamente sobre el ámbito cultural. En principio, porque la mayoría de los intelectuales se encontró de hecho o de derecho -muchos de ellos en continuidad con su militancia antifascista- formando las filas del antiperonismo. Menos son de tal modo los nombres de intelectuales reconocidos que han de encuadrarse en el movimiento gobernante (Marechal, Castelnuovo, Olivari, Carlos Astrada, Manuel Ugarte, Doll, Palacio, Jauretche, Scalabrini Ortiz, Homero Manzi, Enrique S. Discépolo, Gálvez, Delfina Bunge, Hernández Arregui, Fermín Chávez, Cátulo Castillo, Julia Pritzlutzky, César Tiempo, María Granata, Eduardo Astesano, Homero Guglielmini...), así como los de quienes le brindarán su apoyo crítico (Juan José Real, Rodolfo Puiggrós o Jorge Abelardo Ramos). Traducido al terreno de la productividad intelectual, la revista peronista Sexto Continente, dirigida por Alicia Eguren y A. Cascella, resulta ilustrativa, dado que -como señala Mariano Plotkin- no pasará de ser una "mezcla incoherente de nacionalismo, nativismo, catolicismo derechista y elogios al régimen".
En "Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX latinoamericano", Oscar Terán (coord.), Siglo Veintiuno Editores, Bs As, 2004.