jueves, 13 de septiembre de 2012

La izquierda tradicional y los fusilamientos de la "Libertadora"

El 9 de junio de 1956 se produjo un levantamiento cívico-militar contra la dictadura militar de Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas, liderado por el general Juan José Valle. El levantamiento fue rápidamente abortado debido a que el movimiento había sido infiltrado y el gobierno militar estaba esperando a los insurrectos. La dictadura decidió efectuar un castigo ejemplificador y completamente inusual en la historia argentina del siglo XX, disponiendo el fusilamiento de los sublevados. Entre el 9 y el 12 de junio de 1956 veintisiete civiles y militares fueron ejecutados, algunos en fusilamientos clandestinos en una zona de basurales de José León Suárez, provincia de Buenos Aires. Estos hechos fueron relatados magistralmente por Rodolfo Walsh en Operación Masacre.

El historiador Salvador Ferla, en su libro "Mártires y verdugos" destaca que sobre estos hechos trágicos se pronuncian instituciones y organizaciones que expresan nada de crítica a la dictadura militar asesina. Señala que la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) emite una declaración en la que tilda de "reaccionario el golpe del 9 de junio que aspiraba a llevar al país a un régimen de dictadura aliancista". Ferla agrega: "Ante la insurrección y los fusilamientos lo único que se le ocurre al Partido Comunista es proponer un gobierno de coalición democrática, o sea, solicita asociarse al gobierno fusilador, al gobierno que acaba de masacrar obreros en José León Suárez y que tiene miles de obreros en sus cárceles llamadas democráticas".

Pero el periódico socialista La Vanguardia, dirigido por el profesor Américo Ghioldi, pasa a la historia como el mayor legitimador del crimen. El 14 de junio de 1956, Ghioldi afirma: "Los hechos de la noche del sábado 9 y domingo 10, dentro de su inmensa tragedia, definen circunstancias y posiciones sobre las cuales parece necesario detenerse a pensar hondamente. En primer lugar, es dato fundamental de los hechos acaecidos, la absoluta y total determinación del gobierno de reprimir con energía todo intento de volver al pasado. Se acabó la leche de la clemencia. Ahora todos saben que nadie intentará sin riesgo de vida alterar el orden porque es impedir la vuelta a la democracia. Parece que en materia política los argentinos necesitan aprender que la letra con sangre entra. Todos lamentamos el escaso uso de la razón que hicieron los adlátares de la tiranía (...) El  gangsterismo político -no otra cosa significa el plan terrorista de los representantes del ex dictador- sufrió un golpe rudo (...) La libertad ha exigido siempre lucha y sacrificio. Jamás ha sido una posición de blandura."



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